Ville Maritime
Visite complète
Distancia: 6 km
Paradas: 8 arrêts
Tiempo: 1h 15m

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Place de la Constitution
Hasta mediados del siglo XIX, toda la ciudad era la Parte Vieja actual y las fiestas se celebraban en la plaza de la Constitución. Todavía hoy es el centro neurálgico de la fiesta más importante de la ciudad: el 20 de enero, día de San Sebastián. Y es que aquí mismo se celebran los actos centrales, y en las 24 horas ininterrumpidas de fiesta, el redoble de los tambores que marca el ritmo de la fiesta no cesa. En septiembre se celebran las Euskal Jaiak (Fiestas Vascas); el primer sábado de septiembre celebramos el Sagardo Eguna (Día de la Sidra), y suele ser una gran ocasión para degustar el zumo de varios sidreros. La sidra fue antaño una bebida muy apreciada en las expediciones marítimas vascas que se dirigían a las lejanas tierras de Terranova a la captura la ballena y el bacalao, ya que gracias a su consumo los pescadores no sufrían el mal del escorbuto, por la vitamina C que contiene la bebida. En el siglo XIX se elaboraba sidra en los sótanos de las casas de la Parte Vieja. Eran lugares de encuentro que, según los investigadores, fueron el origen de las primeras sociedades gastronómicas.
El 21 de diciembre, día de Santo Tomás, la plaza se convierte en un gran mercado. Hubo un tiempo en el que los baserritarras (campesinos) solían traer sus mejores productos para su venta a la plaza. Llegaban a pie, con carros de caballos y burros. Cuando mejoró el transporte en los pueblos de Guipúzcoa, la feria no era tan necesaria, pero los baserritarras mantuvieron la costumbre de venir a San Sebastián el día de Santo Tomás. Hoy es toda una tradición y una fiesta. Es habitual colocar puestos de chistorra en la plaza, y vestirse con los trajes tradicionales de los baserritarras.
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La plaza se encuentra en el corazón de la Parte Vieja, tiene viviendas de tres pisos con balcones numerados ya que durante un tiempo fue también utilizada como plaza de toros. El asedio que sufrió la ciudad en 1813 destruyó un edificio barroco que había en la plaza y en su lugar se construyó el proyecto de la Casa Consistorial. En 1947 el Ayuntamiento se trasladó a su actual ubicación, el edificio de Alderdi Eder, por lo que a los pocos años se instaló aquí la Biblioteca Municipal. Al pasar al lado de este edificio saldremos a la calle San Jerónimo y seguiremos por la derecha hasta llegar a la calle 31 de agosto. En esta calle, por la derecha, llegaremos a la plaza de Kañoyetan ( Plaza de los Cañones) , y aquí nos encontraremos con el Museo de San Telmo y Santa Corda.
Santa Corda y San Telmo
Es una de las calles más antiguas y estrechas de la ciudad. En este lugar podemos imaginar cómo era la Parte Vieja antes de su destrucción en 1813. Es la única calle que quedó como ejemplo de la antigua ciudad. La puerta de la calle de Santa Corda era uno de los accesos al convento y por aquí entraban los donostiarras a la iglesia. El convento dominico, construido en el siglo XVI, es hoy el Museo de San Telmo y la entrada de Santa Corda forma parte del mismo. Inaugurado en 1902, es el museo más antiguo del País Vasco.
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Justo aquí al lado se encuentra el restaurante de mis padres. Desde el inicio del recorrido ya habréis podido intuir que la gastronomía tiene un gran peso en la ciudad. Los pintxos y platos que se cocinan en restaurantes y bares de la Parte Vieja son reconocidos en todo el mundo. San Sebastián es un paraíso de los amantes de la gastronomía. El pintxo es el símbolo de la gastronomía donostiarra y la Parte Vieja es el barrio con más bares de pintxos de la ciudad.
Iglesia de Santa María
Volveremos a la calle 31 de agosto. A la derecha, en dirección al puerto, se encuentra la iglesia de Santa María; a la izquierda, la iglesia de San Vicente. En relación con estas dos iglesias, en el barrio se empezaron a utilizar hace tiempo dos apodos. Así, quienes nacen o viven en las inmediaciones de la iglesia de San Vicente son koxkeros -se dice que hace referencia a las piedras salientes del templo (“koxka” en euskara)-; y quienes nacen o viven en las inmediaciones de la iglesia de Santa María son joxemaritarras. Ese es el apodo al que se alude en las letras de la Marcha de San Sebastián, y si en los menús de los restaurantes de la ciudad lees « Merluza a la koxkera »… ¡ahora ya sabes por qué!
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Nos dirigiremos al pórtico de la basílica de Santa María para conocer la relación que tiene este templo con el mar. La construcción de la iglesia, inaugurada en 1774, fue sufragada por la Real Compañía Guipuzcoana de Caracas, con los beneficios que obtuvo a través del comercio marítimo. La compañía tuvo una gran importancia en el desarrollo económico de Guipúzcoa, con especial incidencia en San Sebastián en el siglo XVIII. Los productos más importantes que llegaban de América, además del tabaco, el cuero, el algodón y el café, eran el cacao y el pinol, que se utilizaban para elaborar chocolate junto con el azúcar. Así, en torno al chocolate crearon en San Sebastián una importante industria de lujo. Podemos decir, pues, que la Iglesia de Santa María fue construida con cacao venezolano. La compañía llevaba a América clavos, anclas, armas, e instrumentos militares, y traía de vuelta cacao.
Si subimos las escaleras que hay junto a la iglesia podremos llegar al monte Urgull. Allí hay una maravillosa panorámica de la ciudad; en su día fue un lugar estratégico para su defensa.
Desde Santa María nos dirigiremos hacia el puerto, e iremos paseando hasta llegar al Aquarium.
Si subimos las escaleras que hay junto a la iglesia podremos llegar al monte Urgull. Allí hay una maravillosa panorámica de la ciudad; en su día fue un lugar estratégico para su defensa.
Desde Santa María nos dirigiremos hacia el puerto, e iremos paseando hasta llegar al Aquarium.
Aquarium
Durante años, el espectacular esqueleto de una ballena capturada en la costa vasca ha sido el símbolo del Aquarium. La propia historia de San Sebastián no se puede entender sin profundizar en la pesca de la ballena. La caza de la ballena aportó una gran riqueza a la ciudad y a toda Guipúzcoa: producían aceite de ballena, que tenía una gran importancia porque se utilizaba como combustible. En aquella época era el mejor combustible, iluminaba mucho y era el más limpio.
La rampa del puerto situada frente al Aquarium suele convertirse en escenario de grandes celebraciones. Aquí se recibe a las traineras que participan en la regata más importante de la costa Cantábrica. La famosa “Bandera de la concha”. Atrae cada año en septiembre a miles de aficionados y es un gran espectáculo. Como casi todos los deportes rurales, las regatas también se basan en un antiguo oficio, en este caso, el origen de este deporte fue la pesca.
La rampa también acoge uno de los actos más multitudinarios que organizan los “Piratas de San Sebastián” durante la Semana Grande: el abordaje. El símbolo del movimiento es el capitán Ezkila (en castellano, campana). El nombre lo adoptaron de un corsario donostiarra del siglo XVI: Pedro de Aguirre, alias Campanario. En 2003 realizaron el primer abordaje con balsas montadas por los propios participantes. Cientos de jovenes se han sumado a esta fiesta alternativa. Parten de la rampa y anualmente abordan la bahía de la Concha.
La rampa también acoge uno de los actos más multitudinarios que organizan los “Piratas de San Sebastián” durante la Semana Grande: el abordaje. El símbolo del movimiento es el capitán Ezkila (en castellano, campana). El nombre lo adoptaron de un corsario donostiarra del siglo XVI: Pedro de Aguirre, alias Campanario. En 2003 realizaron el primer abordaje con balsas montadas por los propios participantes. Cientos de jovenes se han sumado a esta fiesta alternativa. Parten de la rampa y anualmente abordan la bahía de la Concha.
Museo Marítimo Vasco
Es un museo de referencia para conocer la historia marítima del País Vasco. Inaugurado en 1991, tiene su origen en el edificio del Consulado de San Sebastián, construido a mediados del siglo XVIII en el puerto. Esta Casa-Torre fue creada por el Consulado para controlar la actividad portuaria y la prestación de servicios diversos como la vigilancia de las entradas y salidas de barcos, auxilios marítimos o la preservación del orden y la seguridad en los muelles. Jugó un papel importante en el desarrollo de la Real Compañía Guipuzcoana de Caracas y en el impulso de la industria creada en torno al bacalao y la ballena.
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Estamos en el paseo del puerto. En casa me han solido contar que antaño este paseo era conocido como el barrio de La Jarana. Esta zona quedaba fuera de las murallas de la ciudad, y por lo tanto, si los marineros llegaban de noche, la puerta de la muralla del mar permanecía cerrada. Por eso se quedaban en los bares y posadas que había en el exterior de la muralla. El ambiente festivo era habitual en esta parte. El puerto ha sido una gran cantera de pescadores, marineros y remeros. Precisamente, las fiestas del barrio se celebran el 16 de julio, coincidiendo con el día de la Virgen del Carmen, patrona de los pescadores.
En las tres siguientes paradas del recorrido nos alejaremos de la Parte Vieja. Aún así, comprobaréis que éstos también están estrechamente relacionados con el mar y la Parte Vieja.
En las tres siguientes paradas del recorrido nos alejaremos de la Parte Vieja. Aún así, comprobaréis que éstos también están estrechamente relacionados con el mar y la Parte Vieja.
La Députation
Nous sommes sur la Plaza de Guipúzcoa, devant la façade du siège de la Députation de Guipúzcoa et nous regardons vers le haut. Nous pouvons voir cinq bustes blancs. Qui sont-ils ?
Cinq marins et explorateurs de Guipúzcoa : Andrés de Urdaneta, qui a découvert et documenté le voyage de retour des Philippines au Mexique ; Juan Sebastián Elcano, qui a fait le tour du monde ; Blas de Lezo, chef de la marine espagnole ; Antonio de Oquendo y Zandategui, fils de l’amiral Miguel de Oquendo ; et Miguel López Legazpi, fondateur de la ville philippine de Manille.
Au-dessus d’eux, nous voyons les armoiries de Gipuzkoa. Les cinq marins de Gipuzkoa ont travaillé au service de la couronne espagnole en tant que soldats, marins, secrétaires et notaires.
Au-dessus d’eux, nous voyons les armoiries de Gipuzkoa. Les cinq marins de Gipuzkoa ont travaillé au service de la couronne espagnole en tant que soldats, marins, secrétaires et notaires.
Maison de la famille Oquendo
Nous allons vers le quartier de Gros. Plus précisément, au pied du mont Ulía. Dans le quartier actuel de Sagues, dans la calle Zemoria, se trouve un palais du XVIe siècle : la maison de la famille Oquendo. Aujourd’hui, ce bâtiment historique fait partie de la Maison de la culture Okendo, le centre culturel municipal du quartier de Gros.
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La famille Oquendo était l’une des plus importantes de l’histoire de Saint-Sébastien aux XVIe et XVIIe siècles. Miguel de Oquendo était l’un des généraux qui ont dirigé l’Invincible Armada en 1588. L’objectif était d’attaquer l’Angleterre, mais cette expédition fut un échec et de nombreux marins de Saint-Sébastien y sont morts.
Si nous continuons de monter dans la calle Zemoria, nous pouvons traverser la forêt d’Ulía, et c’est là que se trouve la tour de guet du baleinier. Au Moyen Âge, les pêcheurs de Saint-Sébastien pêchaient la baleine et la morue, et se servaient de la graisse et des fanons des cétacés pour fabriquer de nombreux ustensiles.
Nous trouverons d’innombrables chemins pour nous perdre sur les flancs d’Ulía et nous pourrons atteindre les falaises pour profiter du littoral et admirer cet espace naturel spectaculaire. Nous sommes sur le point de compléter la route ; le dernier arrêt sera le Paseo de La Concha, sur le balcon du Bicentenaire.
Si nous continuons de monter dans la calle Zemoria, nous pouvons traverser la forêt d’Ulía, et c’est là que se trouve la tour de guet du baleinier. Au Moyen Âge, les pêcheurs de Saint-Sébastien pêchaient la baleine et la morue, et se servaient de la graisse et des fanons des cétacés pour fabriquer de nombreux ustensiles.
Nous trouverons d’innombrables chemins pour nous perdre sur les flancs d’Ulía et nous pourrons atteindre les falaises pour profiter du littoral et admirer cet espace naturel spectaculaire. Nous sommes sur le point de compléter la route ; le dernier arrêt sera le Paseo de La Concha, sur le balcon du Bicentenaire.
Le balcon du bicentenaire
Ici, nous nous souviendrons de l’un des événements les plus tragiques de l’histoire de Saint-Sébastien. Nous avons devant nous une belle vue sur la baie de La Concha et la Parte Vieja (vieille ville), mais si nous devions remonter au 31 août 1813, nous ne verrions que du feu, des coups de canon et de la fumée. La ville est occupée par les troupes françaises de Napoléon. Après un siège de deux mois, les soldats britanniques et portugais ont réussi à entrer dans la ville fortifiée. Ils ont expulsé les Français, mais ont saccagé la ville et l’ont détruite.
La ville que nous connaissons aujourd’hui est bâtie sur les cendres du Saint-Sébastien de jadis.
Ce fut un massacre et une destruction immense. Les soldats sont entrés de force dans les logements de la ville, ont incendié des maisons, commis des vols, violé des femmes et tué près d’un millier de citoyens… et ceux qui y ont survécu ont eu du mal à s’en sortir. Mais ils y sont finalement parvenus. Sur la Plaza de Kañoyetan, dans la Parte Vieja (vieille ville), il y a une sculpture en hommage à tous ceux qui ont reconstruit la ville. Ce monument est devenu le symbole du courage dont ont fait preuve les habitants de Saint-Sébastien. La sculpture d’une femme prête à reconstruire la ville brique par brique rappelle cette tragédie.
Ce fut un massacre et une destruction immense. Les soldats sont entrés de force dans les logements de la ville, ont incendié des maisons, commis des vols, violé des femmes et tué près d’un millier de citoyens… et ceux qui y ont survécu ont eu du mal à s’en sortir. Mais ils y sont finalement parvenus. Sur la Plaza de Kañoyetan, dans la Parte Vieja (vieille ville), il y a une sculpture en hommage à tous ceux qui ont reconstruit la ville. Ce monument est devenu le symbole du courage dont ont fait preuve les habitants de Saint-Sébastien. La sculpture d’une femme prête à reconstruire la ville brique par brique rappelle cette tragédie.